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Los vecinos y la vida privada: 6 Reglas claras para el equilibrio

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El instinto nos lleva a buscar la protección de los demás y por eso nos sentimos bien rodeándonos de familia y amigos. Sin embargo a los humanos nos gusta vivir en sociedad tanto como nos gusta preservar nuestra intimidad, nuestra vida privada. Con la adquisición de tu casa surge el reto de lograr una integración adecuada a un nuevo fraccionamiento o barrio a la vez que te ocupas de tu “casa interior” tu propia persona, tu pareja y tu familia.

Algunas reglas básicas de las buenas relaciones entre vecinos:

a)      Sé amable y proactivo:¿ya te presentaste con tus vecinos? Te diré porqué vale la pena hacerlo: así como una tela se hace más resistente según la cantidad de hilos de los que se conforma, también tú y tu familia se fortalecerán con un mayor número de relaciones pues son la puerta a oportunidades y brindan protección. No todos tus conocidos serán tus amigos pero dejar puertas abiertas por haber tenido un gesto amable puede serte favorable tanto en un momento de necesidad como para resolver algún conflicto. Es como tener crédito en un negocio. Entonces ¿les has dicho a tus vecinos que pueden tocar en tu casa si algo se les ofrece?

b)      Pregunta a tus vecinos si alguna de tus conductas les molestan: los ruidos, olores y hábitos que a ti te parecen normales pueden ser fuente de molestia para otros. Así pues además de fomentar la comunicación para prevenir un problema mayor, preguntar si lo que haces genera algún problema puede dar pie a manifestar tus propias molestias.

c)       Marca tus límites: reflexiona con atención a las peticiones de tus vecinos, no tienes que dar una respuesta inmediata cuando te solicitan que compartas, prestes o cedas en algo. Pide un tiempo para pensar si quieres prestarle tu cochera o si puedes cuidar a su mascota. Prepara tu respuesta con base en tus horarios y capacidades y asegúrate de dejar claro que puedes cambiar de decisión si tus posibilidades o necesidades también cambian.

d)      Expresa tus necesidades: se requiere de preparación y valor para tratar asuntos vecinales sin fomentar un conflicto mayor. Escribe lo que vas a decir, asegurándote de ser directo y respetuoso y también estudia cuál es el momento adecuado para decirlo. Enfócate en una sola cosa en vez de lanzar una lista de quejas y críticas y habla de la conducta o sus consecuencias y no de la persona. Por último recuerda que gritar no es argumento,  explica en vez de subir el volumen de voz.

e)      Evita incrementar las crisis:Ante los problemas entre otros vecinos evita azuzar el fuego, mejor propón soluciones que fomenten la comunicación y la negociación entre las partes. Esto no quiere decir que seas juez de los conflictos sino que siempre propongas que se hablen y traten sus asuntos. Hacer tuya su causa sería desgastante, pero ¿quién no ha tenido un problema y deseado que alguien neutral pudiera intervenir pasando el mensaje de forma más calmada?

f)       Intervén en la gestión y cuidado de tu fraccionamiento o barrio: una buena manera de conocer a más personas y de preservar o mejorar tu propiedad es intervenir en el trabajo vecinal organizado. Tendrás más posibilidades de alcanzar tus objetivos si trabajas en conjunto con un grupo de vecinos que también desean ver por su comunidad.

En resumen: cada uno es responsable de sus relaciones de buena vecindad, ¿el justo medio? Ni distante ni intrusivo. Y en caso necesario, la clave para las situaciones delicadas reside en prepararse antes de reaccionar para no caer en reacciones explosivas o situaciones de tensión. Tu calidad de vida va de por medio así que coopera, comunícate y se proactivo.